Infojus: La historia de Puño, el padre de Guido Carlotto

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La historia de Puño, el padre de Guido Carlotto

| Fuente: Infojus Noticias | Fecha de publicación: 2014-08-09 | Por: Pablo Waisberg y Juan Carrá | Fecha de captura:: 2016-01-29 21:51

Nació a pocos kilómetros de Caleta Olivia. Fue músico, igual que su padre y que el hijo al que nunca conoció. Militó en Montoneros y llegó a Buenos Aires escapando de la dictadura. Fue el último amor de Laura. Se cree que los secuestraron juntos. A él lo fusilaron enseguida: se la tenían jurada.

Ignacio/Guido Montoya Carlotto nació el 26 de junio de 1978 en una maternidad clandestina de la dictadura. Ese mismo día, pero de 1944, a 15 kilómetros de Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz, se fundó el campamento petrolero Cañadón Seco, donde creció Walmir Oscar “Puño” Montoya, el padre de Ignacio, pareja de Laura Carlotto.

La coincidencia puede ser simplemente una anécdota más, o como dijo el presidente de la Comisión de Fomento de Cañadón Seco, Jorge Soloaga, “una señal del destino”. Soloaga es el que en 2010 impulsó el homenaje que el pueblo le hizo a sus tres desaparecidos: Walmir “Puño” Montoya, Reinaldo Oscar “Tatú” Rampoldi y Eduardo José Clivio. Un dato: de los siete desaparecidos que tiene la provincia de Santa Cruz, tres son de la tierra de Puño.

Ignacio –al que toda la familia Carlotto llama Guido, como lo bautizó su mamá- es músico como el padre y el abuelo, quien además de ser empleado de YPF, era saxofonista. Puño era baterista y había trabajado en la mina de Río Turbio. “Acá no era militante, sí desplegaba su vocación y talento artístico, era payaso, mago, músico, hacía teatro”, contó Soloaga a Infojus Noticias y agregó que el año pasado se inauguró una sala de música en la zona con su nombre. Ese fue el último acto público del que participó su mamá, Hortensia Adura.

Puño nació el 14 de febrero de 1952 en Comodoro Rivadavia. Su abuela le puso el sobrenombre cuando era un nene. “Puñito, le decía y le quedó”, contó Hortensia, de 91 años, mamá de Puño.  “Era mi primer hijo, los militares de porquería lo persiguieron y lo hicieron desaparecer de mi vida”, recordó. Ella prefiere no hablar mucho de eso: le causa mucho dolor y no quiere empañar la felicidad que siente por saberse abuela de un hombre de 36 años que ella “sabía que existía, pero que no soñaba verlo ni conocerlo”.

“Son historias tan amargas y tan largas que uno no sabe”, dijo Hortensia. Ni ella ni su marido fueron militantes pero Puño lo hizo desde muy joven, después del servicio militar. El que luego sería el último amor de Laura Carlotto hizo la colimba en 1970.  Claudia Carlotto, titular de la Conadi y tía de Ignacio-Guido, dijo que Puño llegó a Buenos Aires o La Plata corrido por la dictadura. Y en su militancia platense, siempre dentro de Montoneros, conoció a Laura.

Poco supo la familia sobre la vida de Puño una vez que se fue de Cañadón Seco. El contacto que mantenían era por teléfono, “era breve, estábamos bajo mucho peligro, persecución, hablábamos por teléfono dos minutos y cortaba”, recordó Hortensia. Poco antes de perder el contacto a principios de 1977, Puño le contó a la familia de Tatú Rampoldi su trágico destino. Incluso les hizo entrega del cuerpo.

Entre sus compañeros de militancia lo conocían con el nombre de guerra “Petiso”, “Chiquito” o “Capitán Jorge”, aunque los dirigentes de la organización Montoneros estiman que no había alcanzado ese rango dentro de la estructura. “De Bahía Blanca para el sur teníamos una fuerza chica, pequeños grupos en los pueblos que trabajaban en el frente de masas gremial”, describió un ex dirigente de Montoneros.

Se cree que fue secuestrado junto con Laura en 1977 en una confitería de la Capital. También que ambos fueron llevados al centro clandestino de detención “La Cacha”. Él fue fusilado rápidamente. “No tendría que ver con su grado militar en la organización, sino con las operaciones en las que participó. Se la tenían jurada por eso”, evaluó ante esta agencia ese ex dirigente montonero y confirmó que su militancia estaba ligada a la Juventud de Trabajadores Peronistas (JTP), el nombre que tenía la agrupación sindical de Montoneros.

Como parte de esa estructura, Puño “subió” desde Cañadón Seco a La Plata. “Siempre militando. Trabajaba y se fue a La Plata a militar”, describió un familiar de Montoya.

En mayo de 2009, en el marco de la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas llevada adelante por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) fueron reconocidos sus restos. Había sido enterrado como NN en el cementerio de Berazategui el 27 de diciembre de 1977.

El hermano menor de Puño, Jorge Montoya, contó que viajó a Buenos Aires porque había visto el trabajo del EAAF y quería dar una muestra de sangre para cotejar con los cuerpos que se hallaban. “No le había dicho nada a mis viejos. Tuve contacto con Abuelas, vino gente acá, le sacó sangre a mi mamá y esos eran los datos que están en este momento en el banco y con los que se pudo comprobar primero que un cuerpo NN era de Puño. Me dieron el cuerpo, lo cremamos y tiramos sus cenizas en el campo junto a mi viejo. Sobre un hueso que quedó hicieron los análisis ahora”, contó Jorge.

Esa búsqueda que hizo Jorge permitió encontrar los restos de Puño. La que inició Ignacio-Guido terminó de cerrar el círculo y posibilitó terminar de contar la historia, de amor y militancia, que unió a sus padres. 


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