Infojus: "El padre Mugica es un emblema de la justicia social"

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"El padre Mugica es un emblema de la justicia social"

| Fuente: Infojus Noticias | Fecha de publicación: 2014-10-12 | Por: Matías Máximo | Fecha de captura:: 2016-01-16 07:48

Así lo dijo Florencia Carignaro, subsecretaria de Acceso a la Justicia, durante un homenaje en la Villa 31. Allí predicó el cura asesinado por la Triple A y hoy funcionan dos Centros de Acceso a la Justicia (CAJ). En la semana de su natalicio, organizaciones sociales y vecinos marcharon desde el monumento en Recoleta hasta la parroquia Cristo Obrero.

Los restos del padre Carlos Mugica están en la entrada de la parroquia de la villa 31, donde los curas villeros trabajan en talleres para que la juventud salga del paco. A metros del panteón, un Centro de Acceso a la Justicia (CAJ) articula con la iglesia para llevar las políticas del Estado al barrio. En la semana de su natalicio, los integrantes de varios CAJ de la Ciudad de Buenos Aires junto a organizaciones sociales y vecinos marcharon desde el monumento a Mugica –emplazado este año frente a la casa de la Recoleta donde nació-, hasta la parroquia Cristo Obrero, que el mismo cura construyó antes que lo asesinara una patota de la Triple A.

Nicolas Crivella es coordinador del CAJ de la villa 31. Mientras los vecinos hacían cola para tocar el panteón de Mugica y recibir la bendición, Crivella le dijo a Infojus Noticias que las mayores demandas en el barrio son la documentación de los inmigrantes y los problemas con la ley penal de los jóvenes con adicciones:

-Estar tan cerca de donde descansan los restos del padre Mugica es importante por el trabajo que él hizo para llegar a la justicia social, que es lo que tratamos de hacer todos los días. Si Mugica estuviera con vida seguro estaría junto al pueblo luchando con los movimientos villeros y por la integración y el respeto de los derechos de todos.

Carlos Mugica nació en Buenos Aires el 7 de octubre de 1930. Su familia, de posición acomodada y aspiraciones intelectuales, tenía una tradición política y respetaba lo más refinado de las costumbres europeas. Adolfo Mugica, su padre, fue fundador del Partido Conservador y representante del mismo como diputado durante el período 1938-1942. También fue Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de Arturo Frondizi, en 1961. Su madre Carmen Echagüe era hija de terratenientes millonarios. Carlos fue uno de los siete hijos que tuvo el matrimonio.

“Para todos los que trabajan territorialmente y buscan la justicia social el padre Mugica es un emblema y una figura a seguir, por eso nos pareció importante participar de esta actividad en la villa 31, ya que tenemos dos CAJ. Nosotros podemos decir que todos los días trabajamos con Mugica, por Mugica y para lo que Mugica trabajaba”, dijo Florencia Carignano, Subsecretaria de Acceso a la Justicia del Ministerio de Justicia y DD. HH. de la Nación.

Mugica cursó el secundario en el Colegio Nacional de Buenos Aires y egresó en 1948. Después de tres años en la Facultad de Derecho de la UBA abandonó los estudios para entrar en el Seminario Metropolitano de Buenos Aires. Una vez sacerdote y amigo del padre Ricardo Ricciardelli, uno de los fundadores del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, hizo una clara opción por los pobres.

Débora Oliva, Directora Nacional de Promoción y Fortalecimiento para el Acceso a la Justicia, dijo que la “intención es ser una puerta única del Estado con los vecinos”, y que “la cercanía con los curas villeros permitió llegar al territorio y eso tiene que ver con el respeto que la gente les tiene en los barrios y el aprecio, porque viven acá y conocen de sus necesidades y complejidades”.

Para 1973, Mugica tenía visibles diferencias políticas con Montoneros. Entonces se había sumado al gobierno de Juan Perón como asesor ad honorem de la Comisión de Vivienda del Ministerio de Bienestar Social. Iba a planificar la construcción de 500.000 viviendas populares pero su participación duró tres meses, renunció en agosto de 1973: la cartera que lideraba José López Rega terminó impulsado la erradicación de villas en lugar de su radicación.

Los trabajadores de los CAJ de la villa 31 están de acuerdo en los beneficios de la actual alianza estratégica entre la Iglesia y el Estado. “Creo que es un poco refrendar lo que Mugica quería, porque la presencia del Estado era algo que él también solicitaba y hoy por hoy que los CAJ estén al lado de las parroquias es todo un signo de que el estado puede estar a la par de los referentes y de los actores sociales trabajando por los derechos de la gente”, dijo Gabriel Tubio, coordinador del CAJ villa 31, barrio Güemes.

El 11 de mayo de 1974, después de recibir críticas de todos los sectores y tras varias amenazas e intentos de matarlo, Mugica fue acribillado con una Ingram MAC-10. Salía de dar una misa en la Iglesia Francisco Solano de Villa Luro y no soportó las balas que se le instalaron en el abdomen y el tórax: murió al rato de ser trasladado al hospital.

La estampita que el padre repartió en la iglesia para los que peregrinaron por el 84 aniversario del nacimiento de Mugica tenía pegado un trocito del pantalón negro que el cura llevaba puesto cuando lo mataron. La oración que escribió Mugica tiene plena vigencia: “Señor, yo puedo huelga de hambre y ellos no: porque nadie hace huelga con su hambre. Señor, sueño con morir por ellos: ayúdame a vivir para ellos”.

Valores villeros

El 11 de mayo, cuando se cumplieron 40 años del crimen, los diputados del Frente para la Victoria presentaron un proyecto de ley para instituir el 7 de octubre como el “Día nacional de los valores villeros”, en conmemoración del nacimiento de Mugica. El proyecto busca iluminar las solidaridades que existen en las villas y fomentar un discurso diferente al que se construye sobre estigmas y prejuicios.

Ese día Pitu Salvatierra, en representación de la Ciudad Oculta, explicó que la palabra “villero” no era un insulto. Usarla era una apropiación del lenguaje y su simbología: “Nuestro objetivo es la urbanización de todas y cada una de las villas. Pero no solo se trata de urbanización, primero tenemos que construir una identidad y cambiar los valores de referencia que tienen los jóvenes del barrio. Y esa identidad no se construye de afuera hacia adentro, incorporando los estigmas que generan algunos empresarios poderosos y los medios de comunicación, sino de adentro hacia afuera, resaltando que es el pueblo humilde el que saca la patria adelante yendo a trabajar todos los días”.

La causa judicial

La dictadura primero y la falta de decisión política después posibilitaron un movimiento judicial lento y favorable para los asesinos. El único acusado del crimen de Mugica, Rodolfo Eduardo Almirón Sena, pasó apenas unas semanas en una cárcel.

Almirón Sena era un oficial exonerado de la Policía Federal por la comisión de varios delitos comunes, que luego fue reincorporado y ascendido para la misma época en que López Rega pasó de cabo retirado a comisario general. El grupo operativo que integraba se completaba con el comisario Juan Ramón Morales, apodado “Gaucho”, y el ex policía Miguel Ángel Rovira.

Almirón Sena cuidó las espaldas de López Rega muchos años; incluso lo acompañó en su exilio español. En diciembre de 2006, el juez federal Norberto Oyarbide inició los trámites para extraditar desde España al ex custodio de López Rega. En enero de 2007, el magistrado ordenó la detención de Morales.

En marzo de 2008 Almirón Sena fue extraditado a la Argentina, pero murió un año más tarde. Había pasado menos de un año en el penal de Marcos Paz porque el juez Oyarbide lo había declarado incapaz para enfrentar un juicio y ordenó la suspensión del proceso. Tenía 73 años.

 

También el paso del tiempo favoreció a Morales, que murió en 2007, a los 88 años, mientras que Rovira terminó su vida impune y murió en agosto de 2010, a los 75 años, en su casa de San Cristóbal. Nueve años antes lo habían descubierto los integrantes de la agrupación HIJOS.

En mayo la causa sumó un nuevo procesamiento clave para entender la autoría del hecho criminal. El ex secretario privado de López Rega, Carlos Villone, fue procesado con prisión preventiva como uno de los posibles ejecutores. Villone ya había sido detenido y enviado a juicio oral en la causa que investigó la “asociación ilícita” que funcionó en el grupo parapolicial ideado por López Rega en los 70.

A este procesamiento y juicio oral que está a cargo de la jueza federal María Servini de Cubría se sumó ahora la decisión de Oyarbide: dictar un nuevo procesamiento a Villone por el crimen de Mugica.

 


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