Infojus: Cristina recibió al nieto 116

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Cristina recibió al nieto 116

| Fuente: Infojus Noticias | Fecha de publicación: 2014-12-23 | Por: Infojus Noticias | Fecha de captura:: 2016-01-30 00:45

La presidenta se reunió con Jorge Castro Rubel, el nieto recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo. El joven, de 37 años, llegó acompañado por su esposa y uno de sus hijos. En el encuentro estuvo presente el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner recibió en Casa de Gobierno a Jorge Castro Rubel, el nieto recuperado 116, hijo de Hugo Alberto Castro y Ana Rubel. La jefa de Estado estuvo acompañada por el secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda. Cuando se conoció la noticia de la recuperación del nieto 116, Fresneda había explicado que a la primera persona a la que le había contado la noticia fue a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien se encontraba en Ecuador, y afirmó que la mandataria se emocionó, le mandó un abrazo y le había adelantado que lo quería conocer.

La jefa de Estado recibió al joven de 37 años y a su familia, luego del encuentro que mantuvo con la cúpula de la Iglesia Católica Argentina, cuyo titular, monseñor José María Arancedo, participó de la campaña de Abuelas de Plaza de Mayo para encontrar a los hijos de desaparecidos apropiados por represores durante la dictadura.

Castro Rubel estuvo acompañado por su esposa y su pequeño hijo de cuatro años. El joven es sociólogo, investigador asistente del Conicet y también tiene una hija de un año y medio. A comienzos de este mes supo cuál era su verdadera identidad y que nació en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Nunca había tenido dudas de su identidad hasta que, en agosto pasado, una de sus tías se acercó a decirle que no era hijo biológico de sus padres. Dos meses después se hizo el análisis de ADN y el 1° de diciembre, Claudia Carlotto, titular de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad, Conadi) lo llamó para contarle cuál era su identidad.

En enero de 1977 Ana Rubel tenía 27 años y un embarazo de dos meses. Era estudiante de Ciencias Económicas y trabajaba como maestra cuando fue secuestrada de su casa de Villa Crespo. Con ella estaba su compañero, Hugo Alberto Castro. Ambos eran militantes de las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL).

De ellos se sabe que pasaron por un centro clandestino de detención del Ejército, pero que fueron trasladados a la ESMA no mucho después. Los testimonios de sobrevivientes de ese centro clandestino de detención contaron que estuvieron con Ana y que en junio de 1977, parió a un bebé sietemesino. Un minuto estuvo ese bebé sobre el pecho de su madre hasta que se lo sacaron.

De Ana y de Hugo no se supo nada más. Sus nombres engrosas las listas de desaparecidos durante la última dictadura cívico militar.

Sobre la búsqueda que empezó cuando su tía le dijo que no era biológico de sus padres, Jorge contó al diario Página/12 que “en un primer momento me moviliza pensar que no podía ser egoísta si había una familia que me estaba buscando. Sentí una responsabilidad con ellos. Pero después fui entendiendo que también era por mí, que era muy importante conocer mis orígenes”.

Después de una resistencia inicial de sus padres de crianza ellos le confirmaron que no era hijo biológico y le explicaron que no conocían su origen. “Me contaron lo que ellos sabían: que un día, cuando mi papá estaba de guardia en la Casa Cuna –es médico–, llegaron dos personas y dejaron un bebé en muy malas condiciones. Eran dos hombres entre veinte y treinta años vestidos de civil. El me atiende –es pediatra endocrinólogo– y se da cuenta de que yo era muy chiquitito, muy prematuro. Ellos no tenían hijos, y ahí decide llevarme con él y con mamá. Y es todo lo que ellos me transmitieron que saben”, explicó.

En estos días también conoció a parte de su familia paterna y materna. “Mi familia Castro me encuentra totalmente parecido a mi papá y mi familia Rubel me encuentra parecido a mi mamá. Yo creo que soy una mezcla de los dos. Vamos a decretar un empate. En cuanto a la personalidad, voy conociendo de a poquito. Pero mi identidad se fue construyendo en 37 años. Esto me viene a enriquecer la vida. Me parece una información esencial conocer mi origen.

Pero esto no desplaza mi historia, no empiezo de nuevo, esto me enriquece. Y reformulo muchas cosas”, agregó.
“Creo que no se puede vivir sin conocer la historia y los orígenes de uno. Uno tiene la obligación y la necesidad vital de saber cuáles son sus orígenes”.
 


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