Infojus: De niño sembrador de opio a narco más buscado: las claves del Chapo Guzmán

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De niño sembrador de opio a narco más buscado: las claves del Chapo Guzmán

| Fuente: Infojus Noticias | Fecha de publicación: 2015-07-13 | Por: Cecilia González* | Fecha de captura:: 2016-01-14 19:54

Llegó a ser el criminal más buscado en el mundo, apenas por detrás de Osama Bin Laden, pero su suerte terminó en febrero de 2014, cuando el gobierno mexicano lo detuvo, por fin, en su natal Sinaloa. El sábado a las nueve de la noche se fugó de la cárcel por un túnel de 1500 metros. La periodista mexicana Cecilia González cuenta su historia en su libro”Todo lo que necesitas saber del narcotráfico”.

Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, mejor conocido como El Chapo Guzmán, transformó al Cártel de Sinaloa en la organización criminal más poderosa de América Latina a principios del siglo XXI. Formado desde niño en la producción y tráfico de drogas, logró expandir el Cártel por el mundo a imagen y semejanza de cualquier exitosa empresa trasnacional. La revista Forbes reconoció su talento para los negocios al incluirlo en su famosa lista anual de personajes millonarios y poderosos. Llegó a ser el criminal más buscado en el mundo, apenas por detrás de Osama Bin Laden, pero su suerte terminó en febrero de 2014, cuando el gobierno mexicano lo detuvo, por fin, en su natal Sinaloa.

 


Los jefes del narcotráfico no deberían hablar por teléfono.

Esa parece ser la lección de los casos de Pablo Escobar y de Joaquín Guzmán, los capos de Colombia y México que fueron localizados gracias al rastreo de sus llamadas. Escobar murió acribillado en 1993, mientras intentaba escapar. Una década más tarde, “El Chapo” no tuvo más alternativa que rendirse ante los efectivos de Marina que allanaron el departamento en el que se escondía junto con su esposa y sus dos hijas.

El operativo, realizado el 22 de febrero de 2014, permitió mostrar como un preciado botín de guerra a un hombre de 56 años que se había convertido en una de las leyendas del crimen organizado a escala mundial.

Nacido el 4 de abril de 1957 en La Tuna, Sinaloa, Guzmán se involucró desde niño en la siembra y tráfico de opio que realizaba su padre, Emilio Guzmán Bustillos, mientras su madre, María Consuelo Loera Pérez, cuidaba a los once hijos que habían tenido en un estado en el que el narcotráfico no era un estigma, apenas una alternativa a la pobreza a la que estaba destinada la mayoría de sus habitantes. Joaquín estudió sólo hasta tercero de primaria y después se fue al campo con su padre y con su abuelo para sumarse al negocio familiar. En la adolescencia, de manera natural, casi obvia, se acercó a Miguel Ángel Félix Gallardo, “El Padrino” del Cártel de Guadalajara que controlaba el narcotráfico en el país.

A los 20 años, este hombre de 1.68 centímetros de estatura, ojos marrones, tez blanca, cara cuadrada, cejas pobladas y nariz recta, se casó con María Alejandrina Salazar Hernández (con quien tendría cinco hijos) y comenzó a trabajar como guardaespaldas del Padrino. Pocos años después, ya se había ganado la confianza del jefe y era uno de sus colaboradores cercanos. Con su carrera criminal en crecimiento, El Chapo se divorció para casarse con otra mujer, Griselda López Pérez, con quien tuvo otros cuatro hijos. A fines de los 90, la detención de “El Padrino” modificó el mapa del crimen organizado en México. El Cártel de Guadalajara desapareció y la herencia de territorios desató una disputa a la que Guzmán se sumaría con la creación del Cártel de Sinaloa.

La guerra fue sangrienta. El 24 de mayo de 1993, el Cártel de Tijuana asesinó a un influyente cardenal mexicano al que había confundido con El Chapo. El nombre de Joaquín Guzmán saltó a la fama y sólo dos semanas después fue detenido en Guatemala, deportado a México y llevado a una cárcel en el Estado de México. “Soy agricultor”, aseguró este hombre cuando fue presentado ante la prensa, con las manos esposadas al frente. En 1995 fue trasladado a Jalisco, a un penal “de máxima seguridad”, nombre que pareció una ironía cuando, años más tarde se supo que, desde su celda, El Chapo había seguido manejando los negocios del Cártel de Sinaloa. Gracias a los sobornos que pagaba, podía hacer fiestas cuando quería. Invitaba a mujeres, metía cajas de los mejores vinos, whiskies y rones, organizaba cenas lujosas y lograba que entraran mariachis para animar las celebraciones. Hasta tuvo tiempo para mantener una aventura con Zulema Hernández, una de las cinco únicas mujeres presas en el penal, y quien ya en libertad mostraría las cariñosas y apasionadas cartas de amor que le había enviado El Chapo.

El capo decidió  fugarse después de siete años y medio de encierro, cuando aumentó el riesgo de una extradición que lo llevaría a una cárcel en Estados Unidos. La versión oficial contó una historia de complicidad con los guardias que le permitió al Chapo salir escondido en un carrito de lavandería, como si fuera apenas un montón de ropa sucia que llevaba un guardia apodado “El Chito”. Una vez afuera del penal, ambos se subieron a un auto y en las cercanías de Guadalajara El Chapo le pidió a su cómplice que bajara a comprarle agua porque tenía sed. Cuando “El Chito” volvió, el jefe había desaparecido. Según la versión extra oficial, jamás reconocida por las autoridades, Guzmán salió a pie de la cárcel, escoltado como si fuera un funcionario, hasta que se subió a un helicóptero. La fuga desató un escándalo porque demostró, una vez más, la corrupción e impunidad reinantes en México, y alimentó los rumores de que el derechista Partido Acción Nacional (PAN), que recién comenzaba a gobernar, había hecho un acuerdo para proteger al Cártel de Sinaloa.

El hecho concreto es que, a partir de entonces, El Chapo fortaleció al Cártel con el apoyo de sanguinarios socios. Expandió su influencia en decenas de estados mexicanos a los que viajaba, a veces disfrazado de cura, o de militar, para controlar el traslado de cocaína, la producción de marihuana, de heroína, y en los últimos años, de las codiciadas metanfetaminas. Con ingenio, mandó construir túneles de cientos de metros que atravesaban la frontera entre México y Estados Unidos. Instaló células del Cártel en más de 50 países en Asia, América Latina, Europa y África para lavar dinero, importar efedrina o descubrir nuevas rutas para el narcotráfico. Construyó un imperio internacional con una fuerte estructura familiar, porque en la banda trabajaban sus hermanos, primos e hijos.

Los enemigos de otros cárteles jamás cesaron su acoso. Entre diciembre de 2004 y los primeros nueve meses de 2005, un hermano del Chapo fue asesinado en la cárcel y otro terminó detenido, al igual que uno de sus hijos, Iván Archivaldo, quien tres años más tarde fue absuelto del delito de lavado de dinero por falta de pruebas. El 8 de mayo de 2008, “El Chapo” sufrió un duro golpe con el asesinato de su hijo Edgar Guzmán López, un joven de 22 años que cursaba la carrera de Administración en la Universidad Autónoma de Sinaloa. Ese día, las flores se agotaron en Culiacán y terminaron en el velorio del hijo del capo máximo.

Guzmán tuvo siempre tiempo para el amor. El 2 de julio de 2007 se casó por tercera vez con Emma Coronel Aispuro, una joven reina de belleza. Ella tenía 18 años; él, 50. En 2011, ella viajaría a Estados Unidos para dar a luz a las gemelas María Joaquina y Emali.

Cuando nacieron sus hijas, El Chapo ya había aparecido por tres años consecutivos en la lista de Forbes, al lado de figuras como Barack Obama o Bill Gates. La revista aseguraba que había traficado a Estados Unidos cargamentos de drogas valuados, como mínimo, en seis mil millones de dólares. La inclusión del narco, que desató airadas pero inútiles protestas del gobierno mexicano, sólo sirvió para alimentar aún más la leyenda de un criminal que parecía omnipresente. Todos lo habían visto en todos lados, pero la policía mexicana no podía capturarlo. El presidente de Guatemala, Álvaro Colom, aseguró que El Chapo había estado en su país y en Honduras. Otros testigos lo ubicaron en diferentes ciudades de México, Estados Unidos y España. Fuentes de la DEA aseguraron que en 2011 había viajado a Argentina.

La suerte, o protección, de la que El Chapo gozó durante los casi 13 años que habían pasado desde su fuga, se terminó el amanecer de un sábado en Mazatlán, cuando elementos de la Marina rodearon el edificio en el que se refugiaba. Ni siquiera tuvieron que disparar, porque el capo se rindió desde el baño en el que se había escondido cuando se dio cuenta del operativo. Estaba más gordo, avejentado y disminuido que desde aquella vez que había declarado que era un simple agricultor.


-Entre 1990 y 2008 el cártel de Sinaloa importó y distribuyó al menos 200 toneladas de cocaína en Estados Unidos?

-Los exámenes siquiátricos que se le hicieron al Chapo en prisión descubrieron a un hombre “cuyas funciones mentales se encuentran dentro de los parámetros normales, de peligrosidad media y que conoce la trascendencia moral de sus actos”. También se le describió como egocéntrico, narcisista, astuto, perseverante, eficaz, selectivo, hermético, ingenioso, manipulador, encantador y seductor. Características que explicaron su éxito como capo del narcotráfico.

-“¡Hola corazón! No sabes cómo he hecho la lucha por entrevistarme contigo pero te tienen demasiado vigilada, hasta llego a pensar que de alguna manera se enteraron o le hicieron saber al nuevo director y aunque en partes como que quiere jalar y en otras de plano nomás me trae a que más adelantito y de ahí no pasa. Amor se acercan ya las fiestas navideñas y nada me haría más feliz que estar cerca de tu persona, de tu piel y de tus labios, pero todo es incierto y aunque no quito el dedo del renglón en verte no quiero prometerte ya que sería tal día porque luego me quedan mal. Me despido enviándote todo mi más grande sentimiento que puede sentir el hombre por una mujer que ama. De pronto puede haber una excelente sorpresa. Te amo. JGL” (Extracto de las cartas que El Chapo mandaba escribir para su amante Zulema cuando ambos estaban en prisión y que fueron publicadas por el periodista mexicano Julio Scherer García).

*Cecilia González es corresponsal de México en Argentina desde hace 13 años. Autora de “Narcosur” (Marea, 2013) “Todo lo que necesitas saber del narcotráfico” (Paidós, 2015) es su último libro. 


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